Tuertos en el país de los ciegos

jueves, noviembre 09, 2006

Prioridades invertidas, ley del mínimo esfuerzo e insulto a la inteligencia.

Hola. Últimamente no podemos postear mucho porque vamos hasta la cabeza de trabajo. Para no teneros abandonados, escribiré algo.

Entre la semana pasada y esta, en mi universidad, se han dado un conjunto de situaciones que me han impelido a hablar de unos cuantos asuntos, que resumo en el título. Os contaré lo que ha pasado, y entenderéis el por qué de esos 3 conceptos.

La universidad japonesa a favor del militarismo anticoreano (es un decir, los universitarios de aquí tuvieran opinión sobre algo)La cosa empieza por el jueves de la semana pasada. Por esas fechas (concretamente el día 3 de octubre, que fue viernes de la semana pasada), en Japón hay un día festivo llamado el Día de la Cultura, y en los centros académicos de todos los tipos se suelen organizar festivales. Quien más y quien menos habrá visto imágenes de estos festivales, ya sea en películas japonesas, o en mangas. Se suelen resumir en tenderetes en el patio central del centro académico, donde los estudiantes de distintos clubes y asociaciones suelen venden comida para conseguir fondos para las actividades del resto del curso y para captar gente nueva; también hay conciertos, obras de teatro aficionado y dúos cómicos en un escenario, y concursos más o menos chistosos e infantiles. Yo de estos festivales he vivido dos, uno en Tokio (fue muy largo, duró 3 días, algo poco normal), y uno aquí hace 3 años. No he ido a las siguientes ediciones, porque estos festivales son como las pelis porno (pero sin el sexo): una vez has visto uno, los has visto todos. Personalmente, me acaban pareciendo cansinos.

Bueno, no es a eso a lo que voy. Os menciono esto para poneros en antecedentes. Bien, como os decía, esto fue el viernes pasado (y el sábado, un total de dos días), y ya el jueves, día teóricamente lectivo, sufrió las consecuencias de esto. Digamos, lo lógico es organizar estas cosas en un día no lectivo, como sería sábado (como se hizo el año pasado y/o el otro, no me acuerdo; en todo caso, sólo un día). Bien, el hecho es que, para aprovechar que el viernes era festivo, se organizó eso para viernes y sábado. Muy bien. Hasta aquí, perfecto.

¿Dónde está el problema? Ahora entro en detalles. Os he comentado que el jueves ya se notaron los efectos del festival que iba a empezar el día anterior. Como os estaréis imaginando, sin que os lo comente, lo que pasó es que el jueves se cancelaron las clases, para poder montar todos los escenarios, tenderetes, cableados y decoración. Perfecto. No es que me parezca bien que se pierda un día lectivo, pero puedo entenderlo, porque no es la primera vez que pasa. El problema viene por unos cuantos hechos que rodean a esa cancelación. Empiezo a desgranarlos:

El día 10 de octubre se aprobó una circular para avisar que el día 2 de octubre, jueves, se cancelaban las clases de LICENCIATURA y NOCTURNO (explícitamente, ponía eso) para preparar el festival. Junto a ese aviso, constaba otro que avisaba de que el día (creo) 19 de enero se cancelaban las clases por ser festivo (por ahí cae el día de los adultos, otra fiesta, donde los japoneses que alcanzan la mayoría de edad ese año van a una recepción oficial del alcalde, todo muy bonito y pintoresco, y que ciertamente, tiene que tener su gracia). En el aviso este del día 19 de enero constaba claramente que se cancelaban para ese día las clases de LICENCIATURA, POSTGRADO y NOCTURNO. Juzgad vosotros mismos. De esto se deduce que para la preparación del festival de la cultura de la semana pasada, las clases de postgrado (a las que corresponden mis clases de Master, obviamente) no se cancelaban por orden general. Los hechos son estos.

Festival del humoooooor.....La semana entera anterior al festival (entiéndase del 23 al 29 de octubre) tendría que haber sido empleada por los profesores para avisar a los alumnos de que no había clase la siguiente el mencionado jueves 2. Si bien, según ese cartel, los profesores de licenciatura y nocturno no tendrían que haber comentado nada a los alumnos (pues estaba publicado en el tablero de anuncios; en un roñoso folio tamaño carta, por cierto), según lo publicado, los profesores de postgrado, de haber decidido que el jueves siguiente no habría clase, tendrían que haber avisado a los estudiantes, pues nada hacía asumir, según el aviso oficial, que no había clase de master.

Intuyo lo que acabó pasando: los profesores, esa semana, no sabían que había cancelación de las clases, o bien asumían que en secretaría habían hecho bien su trabajo, y se había puesto el aviso de cancelación para ese día como dios manda, y no avisaron a nadie. Puede que quizás les dijeran la misma semana del festival que no habría clases el jueves, y ya no tuvieron tiempo de avisar a los estudiantes, pero asumo una situación del tipo “uno por otro, y la casa sin barrer”, en la que los de secretaría asumirían que los profesores de postgrado avisarían a los estudiantes, y los profesores asumirían que los estudiantes habían recibido aviso de secretaría. Si bien ese día muchos estudiantes de mi master no fueron a clase, al final resultamos ser tres los que nos encontramos ahí, sin aulas, ni profesores, ni avisos oficiales ni nada, pensando que sí que había clase, pues absolutamente NADIE nos había dicho nada. Fuimos a preguntar a secretaría, y nos dijeron que habían avisado con un cartel fuera, y les dije bien claro que ese cartel no decía nada de las clases de postgrado, y que ningún profesor nos había dicho nada (todo esto viene a reforzar mi teoría de la falta de comunicación entre esta gente y el profesorado antes mencionada). La encargada me metió una cara como de “¡oops creo que la hemos cagado!”. La verdad es que no es que me molestara demasiado a mí la situación ni a ninguno de los otros dos, más que nada porque yo tengo pase mensual, un amigo llegó a la Uni en bici, y otra alumna vive a 10 minutos a pie, pero se nos quedó a todos un poco la cara de “vaya descontrol”, sobre todo pensando en que la semana anterior (jueves 26) el profesor de modalidad oracional nos había dicho lo que iba a dar en clase la semana siguiente (día 2, el día en que se cargaron las clases sin avisar), así que nada nos hacía asumir lo que pasó. De nuevo, otro motivo para dudar de la capacidad de comunicación entre departamentos, para según que cosas.

Bien, eso es lo que pasó ese día. No es que me mosquee, pero es un capítulo de lo que os quiero relatar. El siguiente hecho es ya más sangrante, aunque también tiene su explicación (comprensible, pero molesta). El hecho es este:

Festival cultural estándar de instituto. No varía demasiado de lo que te puedes encontrar en mi universidad.El día 3, el del mismo festival, fue, como ya he comentado, festivo. Las clases se cancelaron. ¿Todas? ¡No! A mi amiga y profesora de sintaxis le colaron a la fuerza una clase de nocturno a las 6 de la noche (aquí se hace de noche antes que en España porque se va con el horario solar puro), en pleno día festivo nacional, en el que no disponía de guardería para los niños. O sea, un marrón del carajo. La explicación oficial ha sido nula, pero por lo que le han contado que pasa en otros centros, los cursos constan de un número concreto mínimo de días lectivos, y si a lo largo del año caen muchos festivos en día de clase, por obligación hay que dar las clases por las que han pagado los estudiantes, y por tanto, en alguno de esos días festivos nacionales (y aun gracias, que en verano se llegan a dar clases intensivas en sábado y domingo en mi universidad, aunque eso es algo extendido en muchos países) hay que dar clase. No veas la gracia que le dio a mi profesora, con un incipiente resfriado, el tener que ser la única pringando. A veces hay incongruencias que son sangrantes.

La escuela, ese crisol de grandes actores japoneses. Nótese la ironía y el extremo sarcasmo empleados en esta frase.Bueno, otra cosa a comentar, respecto a la gente de secretaría, y con esto entraré a trapo con los temas del título. Esto es algo que no pasa en festivales, pero sí en otros días en los que se cancelan clases y se hacen actividades no lectivas de por sí en la universidad, como, por ejemplo, las jornadas de puertas abiertas y los días de exámenes de entrada. En estos días pasan cosas que ya empiezan a tocar las narices y tienen escasa justificación. Me explico:

Te encuentras repartidos por la universidad en esos días a varios miembros del personal de secretaría y de administración o bien repartiendo panfletos de información desde un stand montado en el centro del patio central, o te los encuentras en puntos estratégicos (sic) del centro dando la bienvenida a los estudiantes y candidatos a admisión, dirigiéndoles hacia las aulas donde tienen que examinarse.

Armas de grapación masiva. Su efecto principal en el campo de investig... digooo  batalla, es la pérdida total de tiempo.En relación con esto de los exámenes, pasa otra cosa que tiene relación y viene a abundar en el mismo tema que quiero tratar: se hacen reuniones de profesores para, simplemente, meterse a GRAPAR hojas de examen que se entregaran esos días para que la gente respondan. Atención. He dicho que PROFESORES UNIVERSITARIOS con DOCTORADOS se dedican a perder el tiempo grapando hojas de exámenes. Entiendo, pues es necesario, que se hagan reuniones para decidir las preguntas de esos exámenes de entrada; entiendo también que haya reuniones tras los exámenes para corregir las preguntas; lo que no me cuela es que gente que ha pasado muchos años de su vida estudiando, formándose, y que tienen titulaciones de doctor tengan que sacrificar tiempo de su horario laboral (tiempo que podrían dedicar a investigar, escribir o corregir exámenes de sus propios alumnos) para simplemente GRAPAR hojas. ¿Es para eso que se matan estudiando? ¿Hace falta un título de doctorado para grapar? ¿Por qué no lo hace la gente de secretaría? ¿O por qué no se paga a estudiantes para hacer eso? Digo yo, siempre le saldrá más barato a la universidad pagar a estudiantes que cobrarán, yo que se, 10 euros a la hora, haciendo eso, que malgastar horas de trabajo de profesores, horas que se les pagan a muchísimo más precio. Es un derroche de tiempo y de dinero, en el fondo. Lo mismo me vale para lo comentado justo antes de meter a gente de secretaría, gente que tiene una formación muy específica (organizar, sellar, repartir documentos y formularios, etc., tarea que muchos de ellos hacen razonablemente bien, o muy bien) en un trabajo que podría hacer cualquier estudiante.

Arma de respuesta masiva. Empleada junto con la grapadora nuclear, provoca pérdidas de tiempo dedicable a investigación valoradas en miles de millones de yenesPero no. Aquí las prioridades están invertidas. Los profesores japoneses, si se les pregunta que a santo de qué viene perder 2 horas grapando papeles, te contestan “es que eso es tarea de los profesores, porque tiene relación con los exámenes de entrada”, algo que tienen grabado en la cabeza y ni se cuestionan. Lo mismo vale para lo de los de secretaría y administración haciendo de guías y repartidores de panfletos. Vamos, ahora me considerarán que es una prioridad de un profesor, con una titulación superior, el perder el tiempo haciendo algo que sabe hacer un colgado con un coeficiente mental de 70: grapar jodidas hojas. Todo esto, señoras y señores, es un insulto a la inteligencia de los profesores, ya sean numerarios, asistentes o contratados, de mi centro. Ignoro si eso pasa en muchas otras universidades en este país, pero me temo que no somos ni de lejos el único caso.

¿Realmente hace falta ser un doctorado para decir a los estudiantes: 'escribid vuestro nombre y tachad la respuesta que os parezca correcta'?Otro detalle que tengo que contar para que esto encaje es que en Japón, la mayoría del profesorado no se siente motivada para investigar, o hacer investigación en serio. Al menos eso pasa en universidades y facultades de letras. Me consta, por el reparto de ayudas ministeriales a la investigación, que en centros de ciencias la situación no es la misma, y ahí si que hay un cierto interés para desarrollar tecnologías nuevas e investigar teorías nuevas. Hay una percepción de que la lengua y las humanidades son algo estático, y en cierta manera es así, pero no del todo: la lingüística es un campo en permanente movimiento, así como la psicolingüística. En todo caso, cualquier profesor con sentido común, por muy de letras que sea, tendría que anteponer su interés por escribir un libro de poesía, un método (juasjuas) de enseñanza de lenguas, o un libro de divulgación cultural sobre los Mayas, por poner un ejemplo. No dudo que hay varios profesores que dedican una parte de su tiempo a estas tareas, pero el hecho es que en la universidad japonesa, y como he mencionado, en especial en todo lo que no sea ciencias, no hay una motivación especial hacia el profesorado para que publique. En occidente, en muchas universidades (no sé bien cómo será en España, pero imagino que tampoco estará tan bien, pues hay mucho amiguismo allí) los profesores reciben ascensos, aumentos de sueldo y demás prebendas a cambio de publicar una cierta cantidad de artículos de divulgación en revistas importantes. La exigencia fomenta la investigación y el progreso en cualquier disciplina. En Japón, por el contrario, es muy normal que haya profesores que no hagan nada. Dan su clase (dan el rollo, en muchos casos), a final de mes pasan por caja, y se dan por satisfechos, y así tirando. No hay el más mínimo incentivo real para la publicación de papers, libros y la asistencia en congresos: es algo que queda totalmente a la voluntad del mismo docente, y los docentes son seres humanos, y por tanto (tal como certifico yo como ejemplo vivo y claro de esto), propensos a la ley del mínimo esfuerzo. Una ley que en este país se sigue con bastante asiduidad.

La ley del mínimo esfuerzo y el absentismo académico: ¿compañeros de batalla o causa/efecto?¿Qué pasa si unimos todo esto? Pues tenemos un profesorado que por lo general no tiene presión para publicar nada serio (no es el caso de mi profesora, que va de culo con mil cosas, y solo le hace falta que encima le roben tiempo con polleces de grapar papelitos) ya que se rigen en muchos casos por la ley del mínimo esfuerzo, que implica que muchos de ellos se pasan su vida académica hablando del tema que trataron en su tesis doctoral, hasta el día en que se jubilen, sin reciclarse ni investigar en serio, repitiendo los mismos tipos libros de aprendizaje de lenguas (por ejemplo, este sería el caso de varias personas de universidades de letras). Como no tienen prisa para hacer sus investigaciones, no les molesta perder el tiempo grapando papelitos y haciendo reuniones y más reuniones de comités que no llevan a nada. Aun más: lo consideran como parte inseparable de su trabajo. A esto hay que sumar el tener que pasar muchos de ellos de dos a tres domingos al curso repartiendo hojas de examen y vigilando que los alumnos no copien, en las fechas de exámenes de admisión, días en los que, ni que les paguen algo, no se compensa de ninguna manera la soberana pérdida de tiempo que se les causa.

Programando webs en HTML con todos los colores y HTML tags posibles (especial mención a BLINK y MARQUEE)Veamos pues, tenemos un profesorado malgastando su elevado caudal de conocimientos grapando papeles en vez de dedicar las horas por las que se les paga (a un precio cada vez más lamentable, pero ya es más de lo que cobro con mi beca) a hacer cosas realmente constructivas. Un profesorado que considera que todos y cada uno de ellos tienen la obligación de hacer todo eso y que se les ha formado para, entre otras cosas, perder el tiempo con grapas, fotocopias y levantar la mano en reuniones con las decisiones hechas de antemano.

Lingüista cognitivo japonés satisfecho de sus libros, escritos en japonés, basados en teorías cuasiobsoletas que ya nadie toca excepto los japoneses, y que obviamente NUNCA se verán en revistas occidentales de prestigio. Un desperdicio de recursos por pura tozudería y nacionalismo.No sé qué os parecerá. A mi me parece un insulto a la inteligencia de gente que se ha pasado años quemándose las cejas para sacarse un titulo que les acredite como la elite académica, un título que les acredita como docentes a nivel de educación terciaria, y que les acredita como conocedores de unos conocimientos y de una suficiencia investigadora que les capacita para poder hacer avanzar su campo de especialidad mediante experimentos, investigación, teoría y publicaciones.

Comparación del presupuesto nacional en investigación entre Japón y EEUU. España imagino que, de salir en el gráfico, ocuparía el eje X entero, en plan encefalograma plano.Me parece bastante triste que no se premie la publicación y la investigación, que al fin y al cabo no solo proporcionan beneficios al profesor y al campo del saber sobre el que ha publicado, sino que dan prestigio al centro universitario. En Europa, una de las principales cosas que se usan para valorar las universidades es la cantidad de papers de calidad que se publican en cada departamento. Aquí no. Aquí se les permite ir tirando con la ley del mínimo esfuerzo, y del mínimo reciclaje. Al menos en facultades que no son de ciencias. Entiendo que se prime las ciencias técnicas, pues dan resultados más palpables, pero si realmente quieren que Japón sea en un futuro, por ejemplo, líder en inteligencia artificial, más vale que se dedique MUCHO dinero a investigaciones de psicolingüística y similares, pues queda mucho, mucho camino que recorrer para entender como funciona el cerebro, por poner un ejemplo.

Grupo de neurólogos japoneses analizando el cerebro de burócratas. Nótese la cara de pavor de algunos de los miembros.Para terminar y completar el trío de conceptos del título, me parece bastante triste que se tengan las prioridades invertidas de esta manera: profesores grapando papeles y administrativos repartiendo trípticos y señalando direcciones. A veces no entiendo cómo puede este país mantenerse donde se mantiene.

Un saludo.