Japón, el sexo y Mc.Donald's

Podría ser un hecho puntual, pero por desgracia no lo es. La escena se repite constantemente en cualquier parte de la ciudad. Hasta cuando uno vuelve del trabajo y mira el buzón de su casa, se encuentra multitud de panfletos con fotografías de chicas desnudas invitando en su anverso a los hombres a usar servicios de prostitución a domicilio, y en el reverso animando a las mujeres a trabajar ofreciendo dichos servicios para la empresa que los anuncia.

Si tenemos en cuenta que el sector del ocio nocturno es uno de los que mueven más dinero en Japón, y que tales locales están generalmente regentados por grupos mafiosos que a su vez mantienen estrechos vínculos con el gobierno, no resulta muy dificil entender por qué no se cambia la legislación vigente para regular la manera de operar de este tipo de negocios.

No se trata de los típicos “distritos rojos” que existen en algunas ciudades europeas. Son zonas normales donde también hay oficinas, restaurantes y tiendas de ropa. Zonas por las que pasan todo tipo de personas sin distinción de sexo ni edad: hombres, mujeres, niños y niñas.


Como sé que la mayoría de vosotros nunca ha estado en Japón, voy a intentar resumir los locales más comunes que existen y explicar por encima algunas de sus características.
Hostess Club: No nos dejemos engañar por la sonoridad o el glamour que le pueda dar este nombre en inglés. Estos locales son lo que en España llamamos locales de alterne. Sin más ni menos. En estos locales uno paga una cantidad de dinero determinada por hora que le da derecho a consumir bebidas alcoholicas con señoritas que visten ropa ligera y bastante sugerente. Estas se van cambiando periódicamente de asiento para hablar con diferentes clientes. El objetivo de las chicas es engatusar a los hombres con mentiras y falsas promesas para vender el mayor número de bebidas posible, que siempre guarda una relación directa con el sueldo que la muchacha acaba percibiendo. Estos locales también son llamados Kyabakura, que viene del término inglés Cabaret Club.
- Sexy Kyabakura: Estos locales son parecidos a los Hostess Club, con la diferencia de que el trato es más personalizado y también se puede besar o tocar directamente a la chica, dependiendo del local.
Herusu (del inglés “Health”): En estos lugares, uno escoge a una chica entre las fotografías que le presentan y le hacen pasar a un piso, que acostumbra a estar cerca del lugar donde se contrata el servicio. En este lugar, uno puede simular tener una relación sexual con la chica escogida en la fotografía, aunque nunca existe penetración real. Normalmente, para contratar estos servicios, se tiene que entrar previamente a un lugar llamado Muryou Annaisho, que explico a continuación.
- Muryou Annaisho
(Literalmente, “puesto gratuito de anuncios”): Estos lugares, anuciados por carteles luminosos con fotografías de chicas en ellos, son los intermediarios entre los clientes y diversos tipos de negocios relacionados con el sexo, especialmente el herusu. Una vez dentro, uno se encuentra con decenas, a veces cientos de fotografías de chicas expuestas en paneles fluorescentes en la pared. Uno escoge la chica que quiere y el empleado, tras llamar por teléfono a la tienda donde pertenece la chica y asegurarse de su disponibilidad, lleva al cliente hasta el local donde puede contratar sus servicios. En torno a estos locales se mueve prácticamente la totalidad del negocio de los herusu y las fotografías de los paneles son completamente visibles por aquellos que pasan por delante de la tienda. Lo único que las separa de la via pública es una cortina de un metro de largo que cuelga de la entrada. Ni siquiera una puerta porque no la hay. Dicha cortina dificulta parcialmente la visión de los paneles que se encuentran en el interior a las personas de estatura media que pasan enfrente del local, pero no a los niños, que pueden contemplar tranquilamente su interior.

Éste es un hecho que aunque de por sí no pueda parecer muy relevante, con una reflexión más profunda nos lleva a entender, de un modo aproximado, cual es el grado de aceptación social que tiene el hecho de utilizarlos y la frecuencia con la que se usan.

En este caso concreto, la oferta es para grupos, lo cual evidencia que existe una demanda real de gente que sale junta para contratar tales servicios.


Por lo general, en Europa y America los hombres que buscan el servicio de las prostitutas son personas que por edad, apariencia o diversos motivos no tienen la oportunidad de disfrutar de compañía femenina o de tener relaciones sexuales de mutua complaciencia con mujeres.

¿Qué es lo que hace que hacer todo esto esté tan aceptado socialmente? De hecho es un conjunto de factores que, combinados, desembocan en este tipo de comportamiento.


Otro punto a considerar es que los locales que ofrecen servicios sexuales están en lugares céntricos concurridos por todo tipo de personas, con material erótico y a veces pornográfico expuesto a la vista todo aquel que pasa por delante. La gente que entra y sale lo hace sin ningún tipo de tapujo y con la cabeza bien alta. Entran desde salary man en grupos vestidos con traje y corbata hasta jovenes vestidos con pantalones tejanos.
La escena se presenta como algo tan normal, que los niños crecen viendo esa realidad y aceptándola tal y como se la presentan. Desde pequeños han visto a las mujeres ser usadas como simples productos, y actuan igual sin sentir ningún tipo de reticencia cuando han llegado a adultos.


Lo más inverosímil del tema es que en Japón, oficialmente, la prostitución y la pornografía están completamente prohibidas. En los aeropuertos, frente a aduanas, se pueden observar carteles que prohiben la entrada al país de material pornográfico. Esto contrasta con el hecho de que Japón es el segundo productor de pornografía mundial. ¿Cómo es posible este hecho? Se considera sólamente pornografía cualquier material que enseñe las partes genitales. A las películas, una vez grabadas, se les aplica un mosaico digital que cubre las partes genitales, y el material pasa de considerarse pornográfico a ser catalogado “para adultos”. Así Japón puede mostrarse a sí mismo ante el mundo como un país moralmente correcto donde no hay lugar para la pornografía, mientras sus videoclubs dedican grandes zonas a exponer miles de películas porno nacionales.
Usando la misma estrategia, se considera prostitución cualquier relación sexual en la que exista penetración de cualquier tipo a cambio de dinero. Mientras no exista penetración, todo está permitido. Y así, del mismo modo que con la pornografía, Japón puede presumir por lo alto de ser un país donde la prostitución no existe, cuando en realidad se pueden encontrar miles de prostíbulos por sus zonas céntricas donde realmente sí que se practican penetraciones, pero siempre “off-the-record.”
Como se prentende que esta realidad no existe, los japoneses no suelen mostrar de esto al extranjero, por lo que me ha resultado tan difícil encontrar fotografías en internet para publicar en este blog, que he tenido que salir personalmente yo a hacerlas. Buena parte de las que veis junto al texto las he tomado yo.


Por lo general los japoneses se jactan de haber creado una sociedad perfecta, organizada, de paz y de mutuo respeto, y ésta es la imagen que nos han intentado hacer llegar a todo el mundo. Pero la realidad es bien distinta. Por culpa de la permisividad de su gobierno y la pasividad de los ciudadanos, Japón ha perdido durante las últimas décadas muchos de aquellos valores que en el pasado lo caracterizaban.
Como último decir que si alguno de vosotros, después de leer este post, está pensando en aprovechar para venir a Japón y ponerse las botas, mejor que se vaya olvidando: en casi la totalidad de estos negocios está expresamente prohibida la entrada a extranjeros.
Será que el gremio nos tiene miedo.
Etiquetas: Japón sexo pornografía ley